lunes, 16 de mayo de 2016

Observando almas

La clase antes de ir a hacer nuestra deriva en Sigüenza, estuvimos mirándonos a los ojos por parejas en clase.
Realmente creo que es algo que se debería hacer con mucha más frecuencia. Dicen que la mirada es el reflejo del alma. Quizá sea esa la razón por la que, normalmente, la gente no se mira fijamente a los ojos: a la mayoría de la gente no le agrada que le lleguen a conocer tan a fondo, se sienten desnudos ante tal acto de conocimiento personal. Más aún cuando quien te mira es alguien con quien no tienes relación más allá de verse en clase, alguien con quien simplemente te une el lazo del amor por la educación, que puede ser una lazo muy importante o insignificante. Probablemente porque un extraño nos ve como somos, no como quiere creer que somos.
Aún no sé como se llama la primera compañera con la que realicé la actividad. Pero, ¿realmente importa el nombre cuando tienes la oportunidad de conocer otra parte de las personas? Mirándola a los ojos pude ver que es una chica sin maldad, como se suele decir, porque yo creo que todas las personas albergamos maldad en nuestro interior, es algo innato al ser humano.
También pude observar que ambas estábamos intentando vencer a la vergüenza, tirábamos de una valentía a la que en muchos otros momentos no habríamos acudido y, simplemente, hubiéramos bajado la mirada, como si nos avergonzara quienes somos. Somos lo que somos, y debemos estar orgullosos siempre.
Cada persona es única, pero lo mejor es que cada persona es especial y deberíamos dedicar un poquito de nuestro tiempo a intentar conocer a los demás, mirándo a los ojos.


"Sus ojos grises reflejaban, como siempre, un mar de nervios sepultados a ras de piel"

   -¿Y tú qué sabes?
   - Sé leer miradas.
 A mi pesar, la creí y escondí la mía.


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